En otros artículos hemos hablado del concepto de Comunidades Energéticas y su impacto en la manera en que consumimos y compartimos energía. Tanto las comunidades energéticas, como las comunidades solares y el autoconsumo colectivo sirven para compartir energía,
aunque de forma diferente.
Para compartir energía tienes varias opciones: puedes optar por un autoconsumo colectivo
o compartido, puedes suscribirte a una comunidad solar
o también puede formar parte de una comunidad energética. Pero ¿en qué se diferencia cada una? y ¿Cuál te puede interesar?
Tanto el autoconsumo colectivo, como las comunidades energéticas y las comunidades solares parten de una base común: compartir energía renovable en entornos próximos.
Existen diferencias importantes que debes tener en cuenta a la hora de optar por uno u otro modelo.
- Actores participantes,
en un autoconsumo colectivo hablamos principalmente de actores privados. Es decir, pueden participar tanto personas como entidades privadas, como públicas.
- Tamaño y número de instalaciones de renovables,
en un autoconsumo colectivo hablamos generalmente de una instalación fotovoltaica de pequeño o mediano tamaño. En las comunidades solares hablamos también de una instalación pero mucho más mayor. Además, las comunidades energéticas están compuestas de varias instalaciones para conseguir una potencia pico lo suficientemente grande para abastecer a la comunidad.
- Gestión de la instalación renovable,
tanto el autoconsumo colectivo como las comunidades energéticas son entidades democráticas donde la gestión recae en los propios miembros participantes. Sin embargo, en las comunidades solares, es la entidad promotora la responsable de la gestión.
- Tramitación,
tanto en el autoconsumo colectivo como en las comunidades solares, la tramitación es más sencilla, ya que no requiere la constitución de una figura de gestión, como necesitan las comunidades energéticas.
- Objetivos,
si bien las tres fórmulas buscan los beneficios del ahorro compartido y la contribución al medioambiente, las comunidades energéticas tienen otros objetivos de carácter social, contribuyendo no solo a los socios participantes sino también a la comunidad donde se ubica. De hecho, las comunidades energéticas son una potente herramienta para luchar también contra la pobreza energética.
Vistas las diferencias te preguntarás, ¿Cuál me puede interesar a mí particularmente? Para que te hagas una idea:
Un autoconsumo colectivo
es la fórmula ideal para compartir energía cuando vives en un bloque de viviendas, en una zona residencial o en una zona con empresas y viviendas colindantes. Como hemos comentado, suele ser una instalación de pequeño o mediano tamaño para varios consumidores, pero no muchos.
Las comunidades energéticas
interesan cuando amplías las dimensiones del proyecto e involucras a otros actores como entidades públicas. Hablamos ya de varias instalaciones fotovoltaicas asociadas para alimentar viviendas, empresas, administraciones de un barrio o, incluso, de un pueblo entero. También es una buena opción para un polígono industrial.
Tanto en una como en otra, se requiere de una inversión inicial por parte de los participantes y permiten la participación democrática en todo el proceso.
Pero ¿Qué pasa si no tengo dinero para la inversión inicial o si no me interesa participar en la gestión del proyecto?
Pues entonces es mejor que te decidas por las comunidades solares, a las cuales podrás acceder pagando una cuota mensual.
Y hasta aquí el blog de hoy, como hemos visto, no hay excusa para no acceder a la energía solar, gracias a las diferentes fórmulas que tienes disponibles para compartir energía.
Puedes consultarnos sin ningún compromiso, y si te decides a dar el paso, te podemos acompañar en todo el proceso.